¿Por qué no recomendamos comer frente a pantallas?

Cuando comemos distraídos, nuestras señales entre el intestino y el cerebro no se generan ni interpretan bien, llevándonos a sentirnos poco saciados, masticar mal, tener peor digestión, entre otros. En esta nota descubrirás el por qué no recomendamos comer frente a pantallas, ya que se ha comprobado que debemos concentrarnos en lo que comemos y mirar nuestra comida, para así tener una ingesta de alimentos adecuada tanto en esa ocasión como en la ocasión posterior.

Comportamiento alimentario

La sobreexposición a alimentos ultra sabrosos y altos en energía y su consecuente consumo se postula como una de las causas que favorecen el desarrollo de obesidad. En este contexto, se ha visto que algunas personas son más susceptibles ante los distintos estímulos, viéndose más afectada su conducta frente a ellos, por lo que se está estudiando en profundidad el comportamiento alimentario de las personas.

El comportamiento alimentario (es decir, la forma en que comemos, nuestros pensamientos y acciones relacionadas con el comer) se ve influido tanto por factores fisiológicos de las personas como por las propiedades atractivas de los alimentos, percibidos a través de los sentidos. Dentro de los sentidos, la vista juega un rol especial, ya que el primer contacto sensorial con un alimento se realiza a través de ella. Por su parte, la atención visual está vinculada a las diferentes etapas del proceso mental durante la selección e ingestión de alimentos, pudiendo influir en la saciedad posterior. También se ha visto que las características organolépticas de los alimentos (sabor, olor, textura) generan estímulos que se traducen en la formación de memorias que luego pueden generar señales de saciedad.

Imagen elaborada por Clara Swinburn. Banco de imágenes Pixabay.com

Sesgo de atención

El sesgo atencional hacia la comida se refiere al proceso de atención selectiva ante las señales alimentarias. La evidencia actual muestra que la duración de la mirada sobre los alimentos se relaciona con el deseo e ingesta posteriores. Por otro lado, la exposición sostenida a alimentos ultra sabrosos afecta los circuitos de recompensa del cerebro, aumentando a la vez las respuestas a estas señales, es decir, al sesgo de atención y generando un mayor deseo de consumir este tipo de alimentos.

El sesgo de atención hacia la comida podría ser uno de los procesos cognitivos importantes relacionados con el acto de comer y con el sobreconsumo ya que existe evidencia sobre la relación entre el sesgo de atención hacia la comida y un incremento de la ingesta de alimentos en la siguiente ocasión.

Memoria episódica y atención visual

En el comportamiento alimentario, la memoria episódica formada durante una comida podría tener un rol potencial en el control de la ración y la saciedad posteriores. Diversos estudios, tanto en adultos como en niños, sugieren que los procesos cognitivos previos y durante la comida influyen en la saciedad y a la vez generan memoria episódica sobre las raciones para la siguiente comida.

Estos procesos pueden actualmente estudiarse midiendo el movimiento de los ojos al fijarnos en un estímulo (ej. alimentos en un plato). El movimiento de los ojos está estrechamente relacionado con la atención visual. El movimiento ocular medido a través de dispositivos especiales, permite estimar objetivamente dónde, cuándo, cuánto y qué miran las personas. La cantidad de tiempo destinada en un estímulo específico indica motivación y atención consciente. Este tipo de datos puede dar indicación de qué estímulos generan más atención, lo que a su vez, permite inferir los procesos cognitivos que hay tras la atención, el aprendizaje y la memoria vinculados al proceso de selección de alimentos y control de raciones.

Es por esto por lo que, cuando comemos distraídos, ya sea viendo pantallas o simplemente comemos por inercia, todo nuestro proceso de alimentación se ve afectado: no generamos la suficiente atención visual que nos permita estar saciados por las horas necesarias. Además, al no concentrarnos en lo que comemos ni cómo comemos, tampoco formamos memoria episódica que nos permita controlar el tamaño de la ración en las comidas posteriores.

Tamaño de la ración

Por otro lado, el tamaño de la ración es uno de los principales determinantes de la ingesta de alimentos, junto con la densidad energética (aporte calórico) de los mismos, y se ha visto que podría influir en los procesos cognitivos mencionados arriba; en la motivación y en el sistema de recompensa del cerebro. Estos procesos abarcan el aprendizaje (expectativa) y la memoria (control de la ingesta anterior, actual y posterior). Es este proceso cognitivo de la respuesta de saciedad el que nos permite controlar el hambre y seleccionar aquellos alimentos que nos entreguen una mayor saciedad posterior.

Conclusiones

Como conclusiones, la atención visual durante la comida, podría ser un aspecto clave para tener en cuenta en el proceso de alimentación, ya que jugaría un rol en la formación de memoria de raciones, controlando así la saciedad posterior y la ingesta de alimentos en la siguiente comida. Sin embargo, este proceso sigue sin comprenderse del todo, por lo que es necesario seguir investigando en esta área para descubrir los mecanismos por los cuales la memoria formada a la hora de la comida ayudaría al control de la ración y a la formación de la saciedad.

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