Crumble de manzana

En un bowl echa la harina, las nueces, un tercio del azúcar granulada (por cada 1 taza) y 1 pinch de sal. Corta dos tercios de la mantequilla en cubitos chicos, sin tocarlos con las manos para que no se derritan. Con un tenedor y con energía, comienza a romper la mantequilla, como si estuvieras moliendo palta, incorporándola con la harina y nueces, hasta que queden terrones chicos.

Echa todo en un plato y mételo al refrigerador.

Prende el horno y déjalo calentar a temperatura media-alta.

Toma las manzanas, córtales la tapa y el poto, pélalas y luego córtalas en cuartos. A éstos, córtales la parte interior con las semillas. anda dejando cada pedazo en un bowl con el jugo de limón y un poco de azúcar granulada, para que no se oxiden.

En una olla echa ½ taza de agua (por cada ½ taza de harina) con la vainilla, pon las manzanas y espolvorea encima otro tercio de azúcar granulada. Prende el fuego y una vez que hierva, cuece por 10 minutos a fuego medio con la olla tapada. Cumplido el tiempo, apaga el fuego y déjalas reposar.

En un sartén (si tienes uno de fierro haces todo ahí) derrite a fuego medio el resto de la mantequilla y luego echa el resto del azúcar granulada.

Echa las manzanas y dóralas por unos 3 minutos. Luego ponlas de una manera bonita sobre una fuente para horno. Echa encima el caramelo que quedó en el sartén y luego, con un cucharón, moja las manzanas con el almíbar que quedó en la olla donde las cociste.

La idea es comerlo tibio, así que puedes dejar la fuente en el refrigerador y hornear mientras estén comiendo. Antes de meter al horno, reparte de manera pareja el crumble encima de las manzanas. Tienes que hornear por 15 a 20 minutos, o hasta que se dore el crumble. Sirve con un buen helado cremoso.